Por: Jessica Marchena
Ahora en las clases virtuales es muy, pero muy común escuchar a los profesores, e incluso nosotros mismos, preguntar ¿me escuchan? ¿están ahí? y siempre alguien debe arriesgarse a contestar. En este caso me tocó a mí confirmarle al profe que tenía internet, pero desafortunadamente unos minutos antes me había desconcentrado de la clase, y no fui capaz de responder al “Jessica ¿Qué piensas de todo eso?” Qué pena profe, perdóoon, entré en crisis.
En fin, la lectura de Cajiao, y las reflexiones que de esta surgieron, en torno al conocimiento y el lenguaje resultan realmente interesantes. Se habló de que el conocimiento es un atributo de la vida, que cuenta con una base biológica, pero que esta no determina por sí misma el conocimiento, sino que opera en conjunto con las experiencias del individuo, y las medicaciones, es decir aquellos recursos que podemos emplear para producir el conocimiento. Este último concepto lo asocie con lo que hablábamos al principio de la clase, sobre las diferencias que existen entre los procesos educativos de los más y menos favorecidos, es decir, una persona de clase alta, que tiene mayor acceso a TICs y libros, por ejemplo, tendrá cierta “ventaja” en la producción del conocimiento, con respecto a quienes tienen escasas oportunidades, o en ocasiones ninguna, de acudir a estos recursos. Obviamente, esto no significa que les será imposible acceder o producir el conocimiento, simplemente en algunas ocasiones el camino será más difícil, o tendrán que recurrir a otras mediaciones.
Por otro lado, se discutió en torno a los sistemas de lenguaje privilegiados por la escuela tradicional, la lengua, la expresión gráfica y la expresión matemática, principalmente, que a pesar de que han sido valorados por muchísimos años en el mundo educativo, continúan enseñándose de una forma poco llamativa y comprensible, por lo que los estudiantes están constantemente preguntándose ¿de qué me va a servir esto?. En cuanto a otros tipos de lenguaje, como el arte, si bien estos tienen cierta valoración y se les otorga un lugar en los currículos, sobre todo en escuelas que dicen regirse por la pedagogía activa, es evidente que incluso en estos casos se les sigue restando importancia, al considerarse que no corresponden o apuntan a la finalidad que tiene la educación de formar el recurso humano productivo.
0 Comments