Por: Paula Salgado
Durante el semestre, las clases eran orientadas por dos preguntas, la primera sobre qué era la psicología educativa y, la segunda, que daba cuenta sobre el papel de los psicólogos educativos. El tema de esta semana iba más dirigido a esta segunda, abordando el aprendizaje como concepto desde la psicología, retomando las condiciones para que se diera el aprendizaje, tomándolo como un proceso -por el que se modifican y adquieren conductas, habilidades, conocimientos, etc- y un resultado, precisamente por lo que se adquiere de ese proceso.
En el aprendizaje se distinguen tres niveles: biológico, social y cultural y, al explicar las teorías alrededor de esto sentí que veíamos un poco de todo lo que habíamos visto en varias materias pasadas de la carrera. Cuando comencé el scorm de este tema, recuerdo que al principio me parecía algo tipo conductuales, cuando hablaba de predicción de conductas por la exposición repetida a situaciones, el carácter adaptativo, etc., sin embargo, más adelante lo fui relacionando más con temas de cognitivo y hasta pensamiento y lenguaje. Como cuando se habló que el aprendizaje se asocia con la motivación, atención, aspectos de la memoria y el conocimiento de los propios mecanismos de aprendizaje, del racionalismo, empirismo y constructivismo como las concepciones dominantes en su estudio, y las teorías que iban incluidas en esto.
Hablamos del asociacionismo y el constructivo, como las aproximaciones o tipos de aprendizajes más aceptados, aunque el documento de Pozo es de hace unos añitos, de todo lo que implica el aprendizaje, el proceso, su evaluación, elementos, funciones, y todo un análisis del concepto, de un tema que por mucho que se crea conocer, tiene su complejidad por las diversas perspectivas desde las que se puede abarcar.
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